lunes, 4 de febrero de 2013

Hamlet o el jardín de las suspicacias


Hamlet o el jardín de las suspicacias de Carlos Valencia
Hamlet cobró importancia desde que Shakespeare la escribió y en cierta medida retomó de otras épocas, ha sido referencia que se interpreta ya sea en su forma convencional como aquellas que reinterpretan.
 En este caso nos lleva con el narco y México teniendo como única referencia a Hamlet de Shakespeare cuando se presentaba en su pueblo, un hijo de un líder busca cobrar venganza ante el rencor ante su propia madre, cuando él  refiriéndose a su propio hermano del padre y su madre se casó con el hermano.
El paralelismo en cierta forma así concluye aunque, el espíritu en cierta forma no pierde vigencia.
Acontece en un espacio a dos frentes, en el escenario del Teatro Benito Juárez, el público nos sentamos en ambas orillas, unos muebles sencillos, un par de pinturas que cuelgan le rodea dos pares de focos del paso de gato.
Como dijo Carlos Valencia que junto con Margarita Lozano bajo la atinada e interesante dirección de Ignacio Escárcega todo ocurre en una pasarela, esta rampa gracias a unas puertas sacan y meten objetos para determinados cuadros incluyendo dos títeres además de la voz en off del padre.
Dos actores en escena Carlos Valencia en el rol de Hamlet a quien le ponen ese nombre porque su padre le gustaba mucho el teatro y la madre intercalan escenas de la obra con modificaciones, respetan el espíritu de la puesta original.
No pueden faltar las pasiones entre ambos personajes sin importar el parentesco.
Una interesante obra que se resuelve con sencillas  y bien llevadas actuaciones, para llevarnos a las pasiones y emociones que el teatro nos transporta en cada puesta.
Las reflexiones que hace Hamlet casi al final resultan muy impactantes así como el ritmo de la misma.
Una hora y diez minutos dura pero ésta es tan intensa que no se pueden separar los ojos de los actores en ningún momento, las transiciones marcadas por pequeños detalles así como por medio de una señal de uno de los actores.
Los dos actores están maravillosos, no cabe duda que los dos se entregan por completo cuando actúan, también el uso de música en vivo incluyendo una guitarra y las voces de los propios actores y la trama tan bien llevada donde el mismo público al estar sentado tan cerca de los actores se siente involucrado en la trama porque cuando empiezan nos dan la bienvenida.
Un buen actor no requiere de grandes escenografías, su trabajo es suficiente para avalarlo aunado a una buena dirección y un buen texto nos hacen vibrar, pensar pero sobre todo reconocer que la situación de la violencia ha estado presente en todas las épocas así como la ambición por el poder.
Esta es una coproducción de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal a través  de Teatros de la Ciudad de México, instituto de Cultura de Baja California y Sereno Producciones.
Durante la conferencia Carlos nos platicaba que llevó esta puesta a siete estados con violencia y le preguntaban que por qué lo hacía si ya tenían demasiada, sin embargo el público la aceptó muy bien, inclusive en una de las funciones tuvieron que cerrar las puertas del teatro porque había balacera afuera.
Lástima que tenga una temporada tan corta, del primero al 24 de febrero de viernes a domingo en el Teatro Benito Juárez, el aforo para esta obra es de solo 120 lugares por lo cual vale la pena tomen sus precauciones.
Qué bueno que este año empiece con puestas tan interesantes como ésta, esperamos tener mucha calidad y que haya trabajo para muchos actores e involucrados.
Esther Zychlinski y Zvi Ziman
Febrero 4 del 2013

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