Trío sin Simone de
Kristo Sagor, dirección de Irina González y traducción de Claudia Cabrera
“No fui yo, así que debió ser uno
de los otros”
En el Centro Cultural Carretera
45 Teatro en Juan Lucas Lassaga 122, Co. Obrera cerca del metro San Antonio
Abad se presenta esta fuertísima obra los lunes y martes a las 19.00 horas del
10 de junio al 16 de junio, con Ricardo
Cortés, Emiliano Yáñez de la Mora, Carlos López Tavera.
Uno de los grupos más pujantes es
Carretera 45, conocida antes como Alborde Teatro, comenzó hace pocos años;
ahora es un referente. Su calidad en
dramaturgia le han permitido estar presentes en importantes foros y festivales.
Además cuenta con Antonio Zúñiga
que además es un muy buen dramaturgo, tratando temas muy difíciles en muchos
casos porque la mayoría de este grupo viene de partes de la República del Norte
donde la violencia siempre ha sido noticia, aunque algunos ya viven en el
Distrito Federal, tuvimos el placer de conocerlos cuando empezaban en el Foro
Shakespeare en el Foro Alternativo que es un pequeño cuarto donde entran muy
pocas personas con dos obras de Chejov, de ahí
se han levantado con muy gratas sorpresas.
Reciéntemente abrieron su foro,
donde además de que se presenta esta obra de Kristo Sgor hay talleres y le han
abierto sus puertas a otros grupos con sus trabajos, lo cual nos habla de un
foro que trabaja de lunes a domingo,
incluyendo programación infantil,
Esta obra con solo dos funciones
hasta ahora nos cuenta la historia de una violación donde tres actores en el Centro
Cultural Carretera 45 bajo la dirección de Irina González nos cuentan las
razones y sin-razones del a violación de Simone.
Los tres sospechosos en una sala
de espera comentan en torno al hecho delictivo, mientras esperan ver al
director de la escuela, ahí en ese lapso se narran algunos de los pormenores,
la confrontación entre los tres probables acusados, mientras buscan un chivo
expiatorio.
Tres caracteres totalmente
diferente donde sale a relucir la vida de cada uno de ellos y sus relaciones
con sus seres más cercanos, con mucha violencia y un humor muy negro donde las
sillas de plástico juegan un papel muy importante con un trato bastante brusco
en algunos momentos, además de marcar el cambio de cuadro.
Sin importar lo que ocurra con
ellos y de todas las confesiones que ahí son dichas, vemos sin embargo que sin
importar lo que se hubiera dicho adentro, siempre se interesan por lo ocurrido
con el director, que por cierto solo está representado por un silla y un actor
en uno de los extremos del pequeño escenario, donde el público está muy cerca
de los actores, es cuando se puede sentir hasta la respiración.
Al final la muchacha tiene una
actitud que quizás hemos visto en muchos casos, este personaje al cual no hemos
sabido cómo llamarlo a pesar de haber preguntado a varios es el eje de la obra
sin estar presentes, estos personajes resultan muy interesantes y más cuando en
este caso los actores hacen que podamos imaginarla no solo a ella sino a todos
los demás mencionados.
Una pieza íntima en un teatro íntimo
donde en todos los sentidos, incluyendo a las sillas como se dijo arriba son un
rol central ayudando a entenderla mejor.
Los invitamos a apoyar este tipo
de pequeños teatros con propuestas tan diversas e interesantes con público para
todos los gustos, un trabajo muy bien hecho con actores que lograron
convencernos con sus personajes además de una reflexión sobre los jóvenes y
cómo actúan.
Esther Zychlinski y Zvi Ziman
Julio 4 del 2013
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