Letargo
Cibernético de Sharon Kleinberg, dirección de Gema Aparicio
Hace años se hablaba
del futuro, en lugares como Centro Epcot
de Disney World en una esfera se exponía ese probable futuro, la ropa blanca, y la presencia de robots, computadoras,
en una época donde el Internet estaba mutando para ser lo que es ahora, la
fotografía digital era impensable o poco accesible y las pantallas táctiles
eran patrimonio de ciencia ficción se
pensaba en un futuro de colonias espaciales, eso se pensaba para el 2000, otros
autores hablaban del gran Hermano y la
desaparición del libro impreso, y apenas sonaba el isq como lo mas nuevo en comunicación.
Y lo mas nuevo para el mercado casero era la computadora Sigma, era una época donde el celular era un
ladrillo, a pesar de todo era mas humano el contacto a distancia era el
teléfono y tus amigos no eran virtuales, han pasado los años y muchas
relaciones no cambian, si disminuyen, conocías a la persona y el
momento que pasaba por las cartas y postales escritas a mano o por su
firma.
Esta obra aborda éstas
y otras temáticas cuando en esa época están prohibidos los cafés y las terapias
son ilegales, y la historia se centra
en una pareja ella usa implantes para todo, sentir, pensar, no sentir, el
esposo no del todo y la casa así como él
sistema tiene que aceptar a cada miembro, tienen una amiga que le
fascinan los libros, la letra escrita y los álbumes de fotos, que les influye.
El personaje que marca el cambio es el padre de
él, que con una planta, un retrato , un tablero de ajedrez, su voz y sus historias así como sus
libros inician un cambio irreversible, mención aparte el “Hijo”, que mejor
véanlo.
Parece que cuando
estamos comunicados estamos mas incomunicados, y en una pareja de esa época
importan más las actualizaciones humano-aparatos
y en lugar de decir hablar dicen chatear, sin duda cuando ella se actualiza
muestra una interesante corporalidad.
Los vestuarios
marcan a los personajes la pareja de pulcro blanco, la amiga de
colores y el abuelo digamos a la antigua o de vestimenta clásica, con él se
aborda temas como la eutanasia en una
comedia de humor algo negro, se apoyan
en una estructura metálica cuadros grandes blancos en forma como de paloma,
unos muebles y un proyector.
Los actores son:
Mónica Torres como la esposa, el esposo Alejandro Morales, abuelo y personaje
que provoca todo este cambio: Francisco Archer y la amiga: Pilar Cerecero,
tendrá temporada los días 29 de agosto, 6, 12,y 26 de septiembre en el Círculo
Teatral en Veracruz 107, Delegación Condesa, luego vendrán Pavo Real Albino de
Pako Montoya y terminará con José Cremayer.
Para mayor
información los invitamos a leer la nota de Destino Escrito que aparece en
nuestro face artes escenicas mexicanas, en artesescenicasmexicanas.blogspot.com
o en enlace.escena.blogspot.com, mismos que contienen información sobre ésta y
las otras por venir.
Para uno de los que
escribe aquí que le tocó vivir un mundo sin tanta tecnología, puedo decir que
añoro esos años donde la comunicación era más abierta, donde era muy común irse
a tomar el café o tomar un helado, donde el teléfono era un medio para
comunicarnos con otras personas, con esto no quiero decir que no se siga
haciendo pero hay otro tipo de distracciones donde la comunicación no se hace
de forma tan directa, donde la tecnología forma parte de la vida de mucha
gente, llegando en ocasiones a excesos.
El poder ver a las
personas, tocarlas, verles los ojos, esa comunicación es muy importante para
una buena relación, por eso creo que ésta nos invita a meditar de cómo
utilizamos toda la tecnología actual y como se puso arriba puede convivir muy
bien con las manifestaciones directas.
Convivíamos más con
nuestros seres queridos de una forma más directa, claro eso quedo en el pasado
y todo cambio es bueno, sin embargo esta puesta nos habla de que un equilibrio
es muy sano, donde se puede llevar una vida en familia y por otro lado
agradecer toda la tecnología que nos ayuda a una más rápida comunicación.
También nos habla
del papel de las personas mayores, de cómo son vistos y tratados en algunos
casos porque son “viejos” cuando la experiencia es lo más rico que tenemos y
podemos transmitir a nuestros hijos y semejantes.
En una palabra es un
tratado de comunicación donde todo puede existir, pero sin exageración.
Esther Zychlinski y
Zvi Ziman
Agosto 31 del 2012
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