viernes, 21 de junio de 2013

los minutos se vierten fotos de zvi ziman

Los minutos se vierten de creación colectiva, con las actuaciones de César Hernández, Lessly Gutiérrez, Mireya Álvarez,  Paola Rebolledo  Paolina Orta
Una reflexión en torno a las abuelas, el trato que muchos tienen sobre ellas, este montaje donde los creadores cuentan historias reales sobre sus vidas.
El uso de video es un elemento concurrente en esta puesta, el video la historia real llevada a un escenario real, un  conjunto de elementos como ropa, una taza y una cafetera son algunos de los elementos que usan.
Se apoyan a contar las historias de sus propias abuelas, se podría decir que es una narración intimista, consta de toques agridulces.
Un uso muy ingenioso de pocos recursos y un trazo algo sorprendente, también se ven lastres culturales, sobre roles aunque eso es fruto de su cultura y formación.
No se ve una idealización sino una visión realista.
En cierto momento buscan otros en el escenario, un conjunto de extraños trazos imprevistos.
La hacen una puesta interesante y curiosa, al concluir esta puesta, comparten un poco de su vida con el público.
Cuántas veces en el teatro se ve la ficción pero al traer la realidad, es algo que de alguna forma desnuda al actor más allá de la ropa.
Hace poco oí un comentario, es fácil quitarse la ropa pero quitarse las emociones es lo más difícil, aquí ellas desnudan sus emociones, plasmadas en las voces, movimientos y trazos.
Cabe preguntar o preguntarse si el teatro o la danza es una catarsis personal del intérprete y de ser así, se aplica a carta cabal en este montaje.
Íntimo, humano, generoso, sin olvidar el arte y la disciplina en un montaje algo peculiar.
También maneja una especie de terapia donde gracias a esa libertad de expresarse de sus abuelas, ya que no siempre pueden entender su forma de ser, pueden sacar aquellas cosas que les molestan, como una que dijo “lo siento no puedo perdonarte”, “te amo sin embargo”, o aquella que dijo que le hubiera gustado “tener algo que decir de ella, le hubiera gustado conocerla mejor”, en fin  a uno de los que escribe aquí le recuerda la terapia del perdón que consiste de cuatro palabras: lo siento, perdóname, te amo y gracias.
No sabemos lo qué perdemos hasta que se van, sé que las relaciones humanas no son fáciles, sin embargo cuando uno va llegando a ciertas edades empieza a entender muchas cosas, a veces es demasiado tarde para decirlas cuando se está en vida sin embargo como se dijo al final de la obra, las personas siempre nos acompañan y están con nosotros en nuestro ser y pensamiento.
Este ejercicio es bellísimo, porque aún ya ida la persona podemos sacar nuestros sentimientos, podemos hablar con ellos y si es necesario reconocer que nos equivocamos.
Esta puesta tendrá su última puesta este jueves a las 20.00 horas de cooperación voluntaria consciente en el Foro Contigo América en Arizona 156 a unas cuadras del metrobus Poliforum, vale la pena porque al salir seguro algo va a cambiar dentro de nosotros, para las personas que sus  abuelitos todavía viven quizás les haga reflexionar sobre sus relaciones con ellos y para quienes ya no tenemos abuelitos, si llegamos a serlo pueda modificar nuestra forma de ser o simplemente la forma en que los recordamos.
De alguna forma no nos puede dejar impávidos, algo va a mover en nuestro ser más interno.
Esther Zychlinski y Zvi Ziman

Junio 21 del 2013







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